Esta peculiar capilla se sitúa frente a la parroquia de San Andrés, mirando hacia el este. Aunque de menor tamaño, posee una rica historia. Inicialmente, era una ermita, pero cuenta la historia que, a finales del siglo XIX, ocurrió un milagro que cambió su destino.
Algunos relatan que un anciano pidió a un escultor reparar la imagen de San Salvador, ya deteriorada. Mientras el carpintero intentaba repararla, la imagen, de manera milagrosa, sudó y se curó a sí misma. Esto llevó a la construcción de la iglesia que conocemos hoy como el Templo de Nuestro Divino Salvador, alrededor de 1860.
“Pues la historia es que esta iglesia era como tipo bodega y los abuelitos dijeron que aquí traigan al Cristo y se hizo su voluntad, por eso estamos a sus pies de nuestro padre sirviéndole acá. Estaba abandonado y se volvió a renovar, es lo que adoramos pues.”
Melesio Ramírez Provisor, Mayordomo
Melesio ha sido el Mayordomo de este espacio religioso durante 5 años y nos contó sobre la festividad que se celebra el tercer domingo de enero.
“El recorrido empieza el viernes, salida de estandarte, sábado entrada de promesas por ejemplo vienen los índoles vienen las portadas, los traen los hermanos de Chapultepec y las promesas, donaciones de flores, arreglos y al otro día ir a encontrar la promesa de Santiago Tepetlapa que viene caminando esa se encuentra a dónde le llamamos Velasco que era nuestro centro de agua el mantenimiento donde está el depósito de ahí se esperan y ya se hace el recorrido hacia la iglesia.”
Melesio Ramírez Provisor, Mayordomo
A pesar de su tamaño, esta capilla ha sido sede de retiros y ha recibido visitantes de Atlanta. El Instituto Nacional de Antropología e Historia se encargó de su restauración después de los daños causados por el sismo de 2017, durante ese tiempo, los fieles adoraban al Cristo en una capilla abierta que aún permanece en el atrio de la iglesia.