Cuernavaca se pintó de verde, blanco y rojo la noche del 15 de septiembre, cuando cientos de morelenses se dieron cita en la Plaza Emiliano Zapata Salazar para disfrutar de las festividades patrias. En un ambiente lleno de alegría y orgullo nacional, el escenario montado en el zócalo vibró con música de mariachi, bailes típicos y, por supuesto, el tradicional espectáculo de juegos pirotécnicos que iluminó el cielo, arrancando sonrisas y gritos de emoción.
La creatividad y el espíritu festivo de los asistentes no se quedaron atrás. Desde niños hasta adultos, muchos eligieron vestirse con trajes típicos, portar sombreros charros, bigotes postizos y ondear banderas de México. Otros lucieron con orgullo prendas adornadas con los colores de la patria, uniendo generaciones bajo un mismo sentimiento: ¡el amor por México! Cada rincón de la plaza parecía una postal, llena de vida, color y tradición.
Pero la fiesta no estuvo completa sin los sabores mexicanos que tanto representan estas fechas. Más de 200 puestos de antojitos se desplegaron como parte de la verbena popular, ofreciendo quesadillas, pambazos, gorditas, aguas frescas y una variedad de dulces típicos que conquistaron paladares. Las familias recorrieron los puestos, disfrutando tanto de la gastronomía como de las artesanías locales que exhibían el talento morelense.
La celebración continuó al día siguiente, cuando, ya con los primeros rayos de sol del 16 de septiembre, Cuernavaca despertó para rendir homenaje a la patria con el izamiento de bandera y los honores correspondientes en la misma Plaza de Armas. La ceremonia, encabezada por Samuel Sotelo Salgado, gobernador en suplencia del titular del Poder Ejecutivo, marcó el inicio de un desfile cívico-militar que congregó a miles de espectadores.
Con cada contingente que desfilaba por las principales calles de la ciudad, desde la Guardia Nacional hasta los estudiantes de distintos niveles educativos, los aplausos y gritos de aliento no se hicieron esperar. Niños con banderas en mano saludaban a los elementos de seguridad, mientras las familias disfrutaban de una mañana cargada de civismo, orgullo y emociones.
El desfile no solo fue un evento de honor y respeto, sino también una muestra de unidad, donde participaron 422 elementos de tropa, acompañados de cuatro canófilos, 20 vehículos militares, así como miembros de la Guardia Nacional, la Comisión Estatal de Seguridad Pública, la Cruz Roja y más de 3,900 estudiantes y docentes.
La jornada cerró con un saldo blanco, y dejó en el aire una sensación de orgullo compartido, recordando a los morelenses la importancia de sus raíces y la celebración de la historia que los une como nación.