El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, clausuró la cumbre del G20 en Río de Janeiro con un enérgico exhorto a los líderes del grupo para acelerar sus compromisos climáticos.
“Tenemos que hacer más y tenemos que hacerlo mejor”, dijo Lula, enfatizando la urgencia de adelantar los objetivos de neutralidad climática a 2040 o 2045, en lugar de 2050, como actualmente está previsto.
Durante su intervención, recordó que 2024 se perfila como el año más caluroso en la historia del planeta y destacó el aumento de desastres climáticos, como inundaciones y sequías, que afectan a millones de personas en todo el mundo.
El G20, que representa el 85% de la economía mundial y tres cuartas partes de las emisiones contaminantes, es clave en la respuesta al cambio climático. Lula instó a las naciones integrantes a liderar con acciones concretas antes de la posible vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero, dado su historial de negacionismo climático y desarticulación de acuerdos internacionales en la materia.
Con el cierre de la cumbre, los líderes del G20 tendrán que reforzar la estrategia integral contra el calentamiento global y asegurar que las metas de reducción de emisiones se mantengan firmes en un panorama internacional cada vez más desafiante.