El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, regresó a sus actividades tras una semana de hospitalización por una hemorragia intracraneal, consecuencia de una caída sufrida el pasado 19 de octubre. Lula, quien fue dado de alta este domingo tras someterse a dos operaciones, discutió con su ministro de Hacienda, Fernando Haddad, una serie de medidas económicas que el Gobierno está proponiendo al Parlamento.
Durante la reunión, se abordaron varios puntos, destacando una propuesta controvertida sobre la rebaja de impuestos a las compras de armamento por parte de civiles, que ha generado oposición por parte de la ultraderecha durante las discusiones en el Senado.
El mandatario retomó sus actividades desde su domicilio en São Paulo, donde permanecerá hasta el próximo viernes, según los médicos, cuando se espera que regrese a Brasilia para retomar sus labores oficiales, aunque con algunas restricciones. El ministro Haddad destacó que la principal preocupación de Lula en este momento es el avance de la reforma tributaria y el paquete de ajuste fiscal, que el Congreso planea votar esta semana antes del receso parlamentario hasta febrero de 2024.
El paquete de ajuste, destinado a reducir el gasto público y lograr un “déficit cero” en las cuentas del país en los próximos años, ha sido impulsado por presiones del sector financiero. En las últimas semanas, la devaluación del real frente al dólar y el aumento de las tasas de interés al 12,25 % han intensificado las preocupaciones por la inflación, actualmente situada en el 4,87 % interanual.
El panorama de aumento en el consumo, gracias a la mejora en el ingreso real de los trabajadores y un desempleo que ronda el 6 %, genera un contexto económico complejo, que Lula y su equipo buscan gestionar con las medidas económicas en discusión.